Saltar al contenido

Adriana Feijoo

¿Quién soy?

Hola yogui!

Te cuento un poquito sobre mí:

Mi historia en el entorno laboral es bastante ecléctica. He trabajado en diferentes ONG’s y entidades desde el año 2015 pero siempre compatibilizándolo con dar clases de danza clásica, danza contemporánea, danza fitness y yoga. Como puedes observar, mi historia con el deporte, tiene un arraigo muy fuerte y esto ha hecho que finalmente me decante por seguir en ésta etapa de mi vida con éste nuevo proyecto.

Estudié la carrera de Recursos Humanos, Master en Derechos Humanos y Especialización en Gestión de RRHH en entidades no lucrativas.

Soy bastante viajera del mundo e inquieta y África ha sido mi hogar durante un tiempo en el que he aprendido más que nunca de mi misma.

Mi historia con el deporte y el trabajo corporal comienza con la danza clásica. Habiendo practicado Ballet clásico durante 23 años con los correspondientes exámenes de la RAD (Royal Academy of Dance) y danza contemporánea desde hace aproximadamente 15 años, actualmente sigo en proceso de aprendizaje y en constante movimiento. He tenido diferentes maestr@s y compañer@s de los que sigo nutriéndome cada día, disfrutando de cada pequeño paso y tratando de entender mejor mi cuerpo y a mí misma.

He tocado otros ámbitos deportivos como la natación durante bastantes años como actividad secundaria y terapéutica, pero también me he interesado por otras disciplinas algo diferentes como es el Cable o la Capoeira, que es mi asignatura pendiente de retomar.

Cada nuevo trabajo físico es un reto y me encantan los retos! Me encanta sentir ese hormigueo y nerviosismo de ir a clase a ciegas a ver qué aprendemos cada día, conocer gente y compartir.

Creo que el deporte tiene una magia extraordinaria, sea cual sea la modalidad que practiques. Nos ayuda a mejorar nuestra autoestima, a mejorar las relaciones sociales, ralentiza el deterioro cognitivo, te sientes más feliz, más satisfecho con la vida y, en general, mejora tu sensación de bienestar.

En definitiva, si has llegado a éste punto es porque eres una persona activa, que busca mejorar la relación con su cuerpo y, no puedo sentirme más orgullosa de que encuentres tu paz en algo tan puro como lo es la actividad física.

Mi historia en el yoga

Comencé practicando yoga hace varios años desde casa, con vídeos y tutoriales, ya que, teniendo una base física, no me resultaba complicado entender los movimientos, aunque sí hacer los ejercicios y combinar con la respiración.

Básicamente me fui dando cuenta de lo mal que respiraba a la hora de hacer mis prácticas físicas y cómo ésta tiene una importancia sumamente alta a la hora del desempeño y rendimiento en la actividad.

Hace años, estuve viviendo en Noruega en un alojamiento y centro de Kudalini en el que comencé de una forma más frecuente a hacer prácticas de respiración y combinar con otras prácticas de yoga más físicas. Empecé a crear el hábito y vi el cambio que hubo en mi cuerpo a nivel físico y mental. Me enamoré perdidamente!

Posteriormente decidí formarme por la Yoga Alliance en primer lugar en Ashtanga Vinyasa y después en Hatha; y fue cuando mi práctica supuso una transformación, no sólo por la constancia en la práctica física sino por los aprendizajes teóricos y filosóficos del yoga. Todo cobraba sentido.

Realicé formación en Yoga Aéreo por el Instituto Internacional del Yoga y como formación más reciente, el Rocket Yoga.

También hice algún que otro retiro con profesoras y compañeras que adoro, principalmente de Acroyoga, Vinyasa, Mindfulness y Rocket Yoga. Los retiros son una forma perfecta de reconectar con gente que comparte algo muy valioso contigo, de desconectar de aquello que te perturba en el día a día y de autocuidado.

Como ya os comenté, durante muchos años me había dedicado exclusivamente a la danza, y sentía que el yoga podía ser el complemento restaurativo perfecto para mi espalda siempre dolorida y mis lesiones. Y efectivamente, así fue. Por eso siempre aconsejo prácticas multidisciplinares que se complementen.

Pero, realmente, el yoga ha supuesto para mí, mucho más que un complemento, sino una forma de vida.

El yoga llegó a mí en un momento personal doloroso, en el cual me veía prácticamente sin fuerzas, sin ganas y con mucho miedo de afrontar las realidades y las pérdidas de seres queridos.

La práctica constante, las ganas de seguir aprendiendo, los retos, los esfuerzos y las enseñanzas filosóficas, me cambiaron por completo. Me sacaron de ese lugar tan gris.

Suena bastante común el escuchar a personas decir que el yoga les ha salvado la vida, cuando se sentían ahogadas en sus trabajos, sin fuerzas para romper con lo establecido, o simplemente en una espiral de tristeza de la que no podían salir, pero, honestamente os puedo decir que es cierto.

Probablemente no lo creáis si nunca lo habéis experimentado, por eso os animo encarecidamente a darle una oportunidad y probarlo. Date la oportunidad a ti mismo de sentar el precedente para un cambio en tu vida.

El yoga te ayuda a trabajar en la espiritualidad del alma, en buscar la armonía, te sientes libre.

¿Todavía te lo estás pensando?

× Contacta